Uno de los mayores problemas es el plástico. Muchas focas quedan atrapadas en redes o cuerdas que flotan en el mar, lo que les causa heridas y les impide nadar o buscar comida. Otras veces, confunden pedazos de plástico con alimento y los tragan, lo que puede hacer que se enfermen o incluso mueran. Las crías de foca son las que más sufren, porque no tienen fuerza para liberarse si quedan enredadas.
La contaminación química también les afecta como lo son las sustancias del petróleo o los pesticidas que llegan al mar se mezclan con el agua y la comida de las focas. Esto debilita su salud, les baja las defensas y puede causar problemas para tener crías sanas. En zonas donde hubo derrames de petróleo, muchas focas aparecieron con la piel irritada, los ojos dañados y dificultades para mantenerse calientes.
Además, el ruido de los barcos y máquinas en el mar altera su comportamiento. Las focas usan sonidos para comunicarse y orientarse, y demasiado ruido las estresa y les complica encontrar alimento. Todo esto hace que cada vez haya menos focas en algunas regiones. Su sufrimiento muestra lo grave que es la contaminación del mar. Cuidar el océano es necesario para protegerlas a ellas y a muchas otras especies que también dependen del agua limpia para sobrevivir.