Las focas pasan la mayor parte de su vida en el mar  moviéndose entre la costa y aguas más profundas según la época y la disponibilidad de alimento. Son animales muy adaptados al frío, su cuerpo redondeado y su gruesa capa de grasa les permiten mantener el calor incluso en aguas heladas. Aunque parecen torpes en tierra, en el agua son excelentes nadadoras y pueden bucear durante varios minutos sin necesidad de salir a la superficie. En cuanto a la alimentación, las focas comen principalmente peces, calamares y, en algunos casos, crustáceos. Suelen cazar buceando y siguiendo bancos de peces. Tienen una vista muy buena bajo el agua, y también dependen de sus bigotes, que son extremadamente sensibles y les ayudan a detectar movimientos en el agua. Esto es clave cuando la visibilidad es baja o cuando la presa se mueve muy rápido. Una foca adulta puede comer varios kilos de comida por día, especialmente en épocas de frío, cuando necesita más energía para regular la temperatura.

Su rutina diaria cambia según la especie, pero en general llegan a alternar entre buscar comida, descansar y cuidar a sus crías. Aunque pasan mucho tiempo en el agua, suben a la costa o a bloques de hielo para descansar, tomar sol o protegerse de depredadores. En estas zonas forman grupos, a veces pequeños y otras veces muy grandes, donde se pueden ver durmiendo, vocalizando o simplemente esperando el momento de volver al mar. Las crías, cuando nacen, dependen totalmente de su madre. Durante las primeras semanas, la madre las alimenta con una leche muy rica en grasa para que crezcan rápido y puedan aprender a nadar.



  En el mar, las focas están en constante movimiento pueden viajar largas distancias en busca de alimento o de un lugar seguro para reproducirse. Su vida está completamente conectada con el océano, el clima, las corrientes y la presencia de peces influyen en todos sus comportamientos. A pesar de ser animales fuertes y bien adaptados, su día a día puede verse afectado por la presencia de barcos, la pesca, el ruido y, sobre todo, la contaminación. Sin embargo, en un ambiente sano, las focas llevan una vida activa, organizada y silenciosa, siguiendo un ciclo natural donde el mar es tanto su hogar como su fuente principal de alimento.